Son cualidades de liderazgo político, el liderazgo que en política se hace imprescindible, pero en tiempos de crisis, lo es todavía más.
Liderazgo político es un concepto difícil de definir pero muy fácil de percibir sobre quién lo tiene o carece de él. Puedes aderezarlo de muchas maneras, pero yo te sugiero tres ingredientes básicos:
- La capacidad de marcar la pauta en una visión ilusionante para el futuro de una ciudad, región o país.
- Ser capaz de transmitir las ideas y proyectos entre las personas de tu equipo y tu partido.
- Hacer llegar esos anhelos hasta la ciudadanía, infundir esperanza, energía y sosiego, la sociedad necesita que se escuchen sus demandas y provocar cambios en un entorno de estabilidad.
Todo ello se consigue actuando con determinación, confianza, apertura, escucha atenta y sobre todo, con credibilidad.
La CREDIBILIDAD se basa en una estrategia coherente, en una correcta comunicación, y en la generación de consensos o acuerdos (la política es el arte de llegar a acuerdos), sin olvidarnos de la sinceridad y la honestidad a la hora de trabajar y de comunicarse con los ciudadanos.
En estos momentos, y pese a la desafección hacia la política, los ciudadanos necesitan personas que ejerzan un liderazgo político fuerte y de forma honorable. Personas que sean capaces de escuchar a sus conciudadanos, sensibles a sus necesidades, y que les hablen con naturalidad de los problemas reales, sin engaños ni artificios.
Cualidades de liderazgo político
Personas con cargo públicos políticos o institucionales, hay muchos. Pero personas que sean capaces de ejercer un liderazgo político solvente, que tengan una visión estratégica, no caigan en el cortoplacismo o puedan ofrecer credibilidad a sus conciudadanos, no hay tantas.
Para llegar a ese punto en el que una mayoría de personas pueden confían en ti, has tener o entrenar alguna de estas cualidades y habilidades.
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Credibilidad
En estos tiempos en los que la política tiene tan mala fama, y en el que las fake news corren como la pólvora, la credibilidad es una cualidad fundamental. Y eso se consigue con trabajo, compromiso con la sociedad, y coherencia a la hora de poner en marcha tus políticas y a cada momento que proyectas tu imagen pública en torno a una marca personal. Recuerda que las frases bonitas se las lleva el viento… para ser creíble, lo mejor son los hechos. ¿Qué huella política quieres dejar?
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Ser coherente con tus valores
Los valores deberían sostener tu proyecto político y tu trayectoria. Los ciudadanos necesitan saber que al frente de las instituciones y los gobiernos hay personas que creen en lo que hacen, y que harán todo lo humanamente posible para construir esa sociedad que desean. Es importante saber gestionar y enfrentarse a los cambios y desafíos, sin ser una veleta que sopla hacia donde le convienen sus intereses personales o de partido y que practican el “dónde dije digo, digo Diego”.
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Tener entusiasmo
Cuando alguien tiene pasión por lo que hace, se nota en el camino y en el resultado final. Y en política, sucede lo mismo. Frente a la persona que entra en política como una mera forma de subsistir laboralmente, necesitamos políticos que sientan pasión por lo que hacen, pasión por la política, por el servicio público, por tomar decisiones que mejoren la vida de las personas. Personas que muestren cada día su entusiasmo en el ejercicio de la política.
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Honestidad
Líderes políticos honestos y coherentes con sus ideas. En estos tiempos de crisis, la honestidad todavía tiene más valor. Los ciudadanos no queremos «paños calientes» ni actitudes infantiles, ni somos niños pequeños a los que mentir para que pensemos que el futuro será de color de rosa. Ha ocurrido en algunos países con algo tan duro y serio como la gestión del Covid-19. Los ciudadanos queremos y debemos saber la verdad, y esa honestidad, ha generado una ola de apoyo y de reconocimiento a los líderes de países como Alemania o Nueva Zelanda. Necesitamos líderes que nos digan la verdad, que sean honrados y gestionen los escasos recursos disponibles de forma razonable y decente.
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Capacidad de comunicación
La comunicación es una cualidad imprescindible para cualquier persona que quiera ejercer un liderazgo político. Al margen de la estrategia diseñada por el partido o el gabinete de comunicación, el líder debe tener unas excelentes dotes comunicativas para transmitir sus ideas y sus proyectos políticos. No se trata solo de ofrecer datos e proyectos, en sus intervenciones públicas el político debe ser capaz de CONECTAR con la ciudadanía, mostrando emociones, sinceridad y coherencia entre lo que dice y lo que ha hecho en su trayectoria política, personal y profesional.
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Empatía
Muchos gobernantes se encierran en sus despachos y desconectan de la realidad, parte de la desafección ciudadana hacia la política viene de ahí. Viven en un mundo paralelo rodeado de asesores y palmeros, alejándose de los problemas reales. Por eso, un líder político debe, además de no desconectar de la sociedad, ser conocedor de los problemas de sus conciudadanos y mostrar empatía hacia ellos. Debe esforzarse por resolver esos problemas cotidianos que afectan a los colectivos o a la sociedad en su conjunto, y además, debe mostrar comprensión. En estos tiempos, en los que parece que se imponen las redes sociales y el distanciamiento, encontrar políticos cercanos y que entiendan los problemas de la gente es un punto a favor para reforzar su liderazgo.
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Tener visión estratégica
Frente a la visión cortoplacista que impera en buena parte de los gabinetes y partidos políticos, el líder ha de tener una visión estratégica a medio y largo plazo. Por el bien de la sociedad, y también por el bien de su proyecto político. Tener esta visión estratégica implica analizar la información y posibles escenarios para plantear las respuestas más adecuadas a cada momento. Frente a la volatibilidad de la política desarrollada desde las redes sociales, la visión estratégica le permitirá plantear proyectos firmes, duraderos y sostenibles en el tiempo.
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Capacidad de trabajar en equipo
El problema de muchos políticos es que no saben (o no quieren) delegar, ni invertir la energía que supone trabajar en equipo. En todos los partidos hay políticos mediocres que no se fían de las personas de su entorno, creen que le pueden dar el zarpazo y “eliminarlo” del tablero de juego. Por eso es tan importante trabajar la parte orgánica. El buen líder sabe y quiere delegar en los demás, es capaz de integrar a las personas en el equipo, de escuchar y recibir consejos, ideas y sugerencias… es capaz de centrarse en lo que de verdad importa, para dejar que su equipo trabaje en total confianza y alcanzar los objetivos marcados por el bien de todos.
La buena noticia es que todas estas habilidades y cualidades de liderazgo político se pueden entrenar.
Un proceso de coaching profesional es un entrenamiento con unos objetivos muy concretos de cara a conseguir reforzar alguna o varias de estas cualidades.
Buen documento, sobre las cualidades del liderazgo político, sobre todo, poner en práctica el conocimiento o competencia política con empatía, comunicación y trabajo en equipo. Y, en el grupo construir identidad, unidad y lealtad, es decir que se desarrollen el proyecto político con optimismo y verdad y visión.
Muchas gracias por tus aportaciones Alberto, muy interesante que los grupos y relaciones entre los miembros de los partidos políticos se construyan desde una misma visión de identidad, unidad y lealtad, claves para transmitir a la sociedad un proyecto sólido de gobierno u oposición.