¿Es la política una profesión vocacional?
La política, como la medicina o la educación, debería ser una profesión vocacional guiada por el sentimiento de trabajar por el bien común y por una serie de ideales. Y aunque hay miles de políticos a todos los niveles, empezando por los concejales de los pequeños ayuntamientos y acabando por altos cargos de la administración, que sí se rigen por esos principios, en ocasiones el sistema te pone entre la espada y la pared obligándote a elegir entre seguir en la rueda, o mantenerte fiel a tus principios e ideales.
Vivimos tiempos negros para la política (al igual que sucede en otras profesiones fundamentales para el funcionamiento de la democracia, como es el caso del periodismo). El actual bloqueo político con la necesidad de tener que repetir de nuevo las elecciones generales, sumado a la sensación de corrupción política, está provocando que en las últimas encuestas los españoles señalen a la clase política como uno de los grandes problemas del país.
La política constructiva y solucionadora, más necesaria que nunca
Para combatir esa sensación y ese desapego hay que fortalecer la política constructiva y positiva. Una política que existe, y que desarrollan día a día miles de personas que ocupan responsabilidades de distinto tipo trabajando por el interés general demostrando que la política es honesta, y también ética. Créeme que los hay.
Uno de los principales problemas de todos esos políticos honestos es que en ocasiones es complicado trabajar en política sin que esta te avasalle, y en ocasiones hay que decidir entre permanecer en el sistema y doblarse a los intereses de los superiores, o mantener tus principios y valores y quedarte para cambiar las cosas desde dentro. De hecho, si estás leyendo estás líneas, es muy probable que alguna vez hayas tenido que bailar el agua sin mojarte. O lo que es lo mismo, asumir una decisión interna del partido con la que no estás de acuerdo, y tratar de no perder tus valores.
¿Quién soporta esa presión?
Para soportar esa presión, mantener tus valores y encontrar el equilibrio entre principios y lealtad al partido o tu líder, es necesario estar preparado. Tener las cosas claras, recordando los motivos que te llevaron a estar en política. Pensar en esos votantes que depositaron su confianza en ti. Porque es necesario saber, que para obtener resultados brillantes en política y mantener una trayectoria, hay que creerse lo que uno hace, y tener absolutamente interiorizados unos valores, además de la propia ideología del partido.
En este sentido, cada político se encuentra diariamente con problemas y dilemas éticos que debe resolver. En unos casos, como parte de su día a día. En otros, tras una profunda reflexión que le lleva a respetar sus ideales conjugando ambos extremos en un extraño juego de equilibrios.
Los amiguismos, corrupciones y vasajalles, pasan con el tiempo. Pero las conductas íntegras y honestas son las que hacen grande la política y las que deberían permanecer en la memoria colectiva de todos, frente a la falta de ética y de honestidad.
Una buena imagen de la política ayuda a que los ciudadanos crean y confíen en las instituciones públicas.
No dejes que el sistema te avasalle y trabaja la estrategia adecuada para tener una visión de conjunto de la situación política y social y tu aspiración a poder desarrollar un proyecto político fuerte. Promueve desde dentro la transformación de la política.