El efecto mariposa en la política
Lo que hemos visto en las últimas semanas, es el mejor ejemplo de que el efecto mariposa, la teoría que señala que el aleteo de una pequeña mariposa puede provocar un huracán en la otra parte del mundo, funciona.
Pocos podían pensar (sobre todo, los que la impulsaron), que una moción de censura contra el gobierno autonómico en Murcia podría acarrear la disolución de la asamblea de Madrid, la convocatoria de elecciones, y el triunfo de Isabel Díaz Ayuso, con una victoria contundente sobre la oposición.
Madurar los tiempos en política
Hace unos meses, nadie daba un euro por unos resultados como los ocurridos en las pasadas elecciones madrileñas.
Unas elecciones marcadas por la polarización, los extremos, y por los eslóganes que probablemente en otros momentos, poco hubieran tenido que hacer. Pero Isabel Díaz Ayuso ha conseguido reforzar su mayoría, aplastar a la oposición, comerse a Ciudadanos, y dejar a VOX como un partido que poco tiene que decir para formar gobierno.
En estas elecciones ha tenido mucho que ver la valentía de jugárselo todo, dejando la decisión del gobierno, y de las coaliciones, en mano de los votantes.
El posicionamiento político
El lema “comunismo o libertad”, ha calado entre un sector mayoritario del electorado madrileño, en una campaña tensa, e incluso chusca, por los ataques vacíos de diálogo, que se lanzaban los distintos candidatos.
Muchos ciudadanos, que hace unos meses no tenían como opción válida a Ayuso, han decidido apostar finalmente por ella.
Por un lado, sin duda, por el efecto Iglesias. Muchos electores que no querían ver al exvicepresidente del gobierno y líder de Podemos en la Comunidad, han votado por Ayuso para evitarlo, con una mentalidad muy similar a la de muchos votantes que votaron a Pedro Sánchez en las últimas elecciones generales para frenar el ascenso de VOX.
El voto contra alguien, ha vuelto a funcionar.
Además, también ha habido muchos votantes, que, de paso que votaban a Ayuso para frenar a Podemos en la Comunidad, también han querido votar por la lideresa del PP para darle más fuerza, y que no tuviera que depender de pactos con VOX.
¿Quién ocupa del centro político?
El votante moderado, huérfano de partidos centristas, ha visto en la figura de Ayuso un voto con el que frenar a los dos extremos, consiguiendo votos tanto en el espectro del centro izquierda, como del centro derecha.
Solo recabando votos entre estos electores, se explica una victoria tan contundente, al borde de la mayoría absoluta, y pese a la controversia generada por la presidenta madrileña a la hora de gestionar la pandemia y las restricciones.
Votar la gestión y la determinación en política
Una gestión muy diferente no solo de la desarrollada por la Moncloa o por comunidades presididas por socialistas, sino también radicalmente contraria a la que han puesto en marcha comunidades gobernadas por los populares.
De hecho, amplios sectores de la sociedad madrileña han respaldado la gestión de Ayuso en este sentido, permitiendo la apertura de la hostelería o el comercio, frente a las fuertes restricciones que hemos visto en otras Comunidades.
Al final, los ciudadanos, por más que se empeñen los medios y la opinión pública que generan los políticos, quieren personas cercanas que sean capaces de resolver los problemas y atender sus demandas. Y, en este caso, compatibilizar sanidad y apertura económica, ha sido una gestión respaldada por los votantes, conectando con ellos con dos habilidades: empatía, y determinación.
¿Estaremos ante un nuevo ciclo?
Gracias a estas prácticas, y a su estrategia para posicionar a los electores en la vicisitud de decidir el modelo de sociedad, entre comunismo o libertad, Ayuso ha conseguido una victoria que los populares no recordaban en Madrid desde hacía mucho, posicionándola como una líder nacional que ha llegado a eclipsar al propio líder de su partido, impulsando a un partido que no terminaba de despegar en las encuestas y que veía muy alejada la posibilidad de volver a presidir el Gobierno de España.
Ahora, con esa victoria que la sitúa al borde de la mayoría absoluta, Ayuso puede gobernar con una amplia base, por lo que VOX no tiene el poder e influencia que podían haber tenido, si la diferencia entre el Partido Popular y el bloque de izquierda hubiera sido menor.
Las elecciones son la voz de la democracia
Guste o no guste, los electores han hablado claro en una contienda electoral en la que se ha mezclado ideología, pandemia, y una forma diferente de gestionar y de concebir la sociedad.
Podrán gustar o no esos resultados, pero desde luego, la respuesta, con una participación incontestable, ha sido clara, y ahora es el momento de analizar si los resultados son por los méritos propios de la candidata del PP, si se han producido por los errores del bloque de izquierda, si ha influido la presencia como candidato de una persona que provoca rechazo en amplios sectores sociales, si ha sido el hecho de celebrarse de forma aislada las elecciones autonómicas solo en Madrid, o que fuera un día entre semana y no en domingo…
Lo que está absolutamente fuera de lugar es echar la culpa de lo sucedido a los votantes, ridiculizando incluso a determinada parte de los electores que han apostado por una opción política saltándose los estereotipos. Esas críticas, flaco favor hacen a la democracia, a la libertad de cada uno, pero también a las propias fuerzas que hacen esas acusaciones, ya que lo único que hacen es ofender y enconar todavía más a esos votantes que se alejan de su cliché al optar por opciones del centro derecha, muchas veces porque la propia izquierda se ha olvidado de los problemas de esos barrios y ciudades que conforman el antiguo cinturón rojo. Aquí, hace falta más autocrítica, y menos echar balones fuera.